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Un ascensor inclinado que funciona en Bilbao, y que han tomado como modelo para Teror los redactores del Plan Especial del Protección del casco. LP / DLP
Las Palmas de Gran Canaria | 26·12·22 | 17:00
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El Plan Especial de Protección del Casco Histórico de La Villa de Teror proyecta la colocación de un ascensor inclinado para facilitar el trasiego de peatones en las empinadas cuestas desde la iglesia a los núcleos altos, además de seguir ampliando el número de calles de uso exclusivo para los viandantes y de acceso restringido de vehículos, expulsando de esta forma la circulación del centro del pueblo. El documento, que se encuentra en tramitación, contempla un aumento de la altura en edificaciones no protegidas para luego poder costear la compra de terrenos, y con ello aumentar el número de espacios libres.
«Un doble reto se presenta ahora ante la Villa Mariana: por un lado dirigir la imagen del núcleo histórico a los nuevos requerimientos económicos, y para ello debe poner todo el empeño en lograr que la Villa ofrezca al visitante no solo un ejemplo de cuidado y pulcritud, sino también una oferta primorosa de restauración, comercial y cultural que fidelice su aproximación. Por otro, adaptar sus edificios a nuevas funciones que los doten de vitalidad, pero sin descuidar la preservación de sus valores genuinos, dado que es precisamente en estos valores inimitables donde se cimienta la posibilidad de que el histórico casco de Teror aproveche su renta de situación. Teror habrá de hacer de la necesidad virtud, corregir errores, avanzar en suma -racional e imaginativamente- hacia el futuro». El equipo redactor del Plan Especial define de esta forma las bases que sustentan este documento, que esta en su fase de debate ambiental.
El nuevo plan analiza tres opciones, partiendo de que una de ellas mantendrían las condiciones actuales. En ese caso, se sugiere como recomendable la alternativa 2, que es «la más óptima... en aras de conservar y fomentar el Casco Histórico de Teror, como un espacio de referencia en la Isla y en el Archipiélago, como lugar de historia, arquitectura y tradición».
La propuesta plantea como ejes comerciales la prolongación de la calle Real hacia el Paseo González Díaz, mediante su peatonalización, y también de la calle Nueva, como «un potente uso comercial, pero manteniendo su carácter de viario de tránsito rodonal, por cuanto se perfila como un eje principal para resolver la movilidad del núcleo».
Al mismo tiempo, se constatan otros ejes comerciales de carácter secundario y transversal las vías perpendiculares de las calles del Riego y de La Herrería. Con estas propuestas se intenta fomentar el paseo de visitantes y residentes durante todo el día, favoreciendo los negocios de la zona.
Otra de las medidas planteadas es el aumento de las alturas de las edificaciones que no están en el catálogo de protección, con un máximo de tres plantas por un lado, y en manzanas ubicadas en el exterior de la zona de especial de protección, para favorecer que las vías dispongan de un mínimo de ocho metros de ancho, mediante un obligado retranqueo.
El informe ambiental anexo ya habla de que «la dotación de espacios libres es insuficiente de cara al residente».
En las parcelas con fachada hacia calle Nueva se permite una tercera planta retranqueada tres metros. En el resto del ámbito se plantea un máximo de dos plantas, manteniendo el número del planeamiento vigente.
La propuesta de un aumento de altura en determinadas parcelas en suelo urbano consolidado daría lugar a una transformación urbanística. El objetivo es que las plusvalías faciliten que se obtenga financiación para que el ayuntamiento de Teror adquiera nuevos espacios públicos.
La alternativa seleccionada como la mejor para los técnicos presenta un plan de movilidad basado en la eliminación del flujo de tránsito en las calles residenciales. De este modo, se propone que tanto las inmediaciones de la Basílica como las calles próximas que dan servicio a las viviendas colindantes se transformen de viarios de tráfico rodado a rodonales, priorizando por tanto al peatón frente al vehículo y dotando de mayor entidad al Casco Histórico, además de que se eliminan los desniveles verticales.
Como consecuencia del incremento de aceras, se fija un único carril por sentido de circulación y se desvía el tráfico de paso por la Avenida Monseñor Socorro. De esta forma se da respuesta al tráfico de residentes, carga y descarga y turistas que quieran acceder al centro de Teror.
Y, con el reto de solventar las cuestas, que llegan hasta el 24% de desnivel, y para garantizar que cualquier persona sea capaz de desplazarse sin esfuerzos, se incluye la instalación de un ascensor inclinado en la escalera de la calle Alcalde Isaac Domínguez, conservando los escalones a ambos lados. «Con esta propuesta se permite el desplazamiento de personas en silla de ruedas, carritos y cualquier bulto voluminoso cuyo desplazamiento en peldaños sea imposible o dificultoso». Para ello toma como modelo la ciudad de Bilbao.
Al existir una propuesta de espacio libre en la parcela ubicada al este de esta calle, la reconversión y adaptación de la escalera (que ocuparía 209 metros cuadrados) potenciaría el acceso de residentes y turistas a la parte alta del Casco Histórico de Teror.
Los aparcamientos en los laterales de las vías se verán reducidos, pero se amplían las zonas de carga y descarga para facilitar el trabajo de los transportistas.
En lo que respecta a la peatonalización, se propone reconvertir tres calles a peatonales, como son Canónigo José Ortega (es ahora rodonal de acceso restringido); la calle de La Escuela, entre las calles Canónigo Miguel Suárez y José Medina Navarro (también es rodonal de acceso restringido); La Mina, entre La Torre y del Pino (ahora rodonal de acceso restringido); y José Peña Rivero, entre Párroco Juan González y las escaleras (es en la actualidad de tráfico rodado).
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